Cirugía Laparoscópica
La cirugía laparoscópica constituye uno de los grandes avances de la cirugía en el siglo XX al poder realizar las mismas intervenciones que en cirugía abierta pero evitando grandes incisiones.
Es la cirugía realizada a nivel abdominal mediante un abordaje a través de pequeñas incisiones (entre 2 y 15mm). Técnicamente consiste en crear un espacio a nivel abdominal tras la introducción de un gas (CO2). Por pequeñas incisiones en el abdomen introduciremos una cámara conectada a un TV, a través del cual seguiremos la intervención, y también el instrumental necesario para realizar las diferentes maniobras de disección, corte, sutura, etc., que se precisen en la intervención.
Este tipo de cirugía se realiza en quirófano y habitualmente requiere anestesia general. No precisa ninguna preparación especial fuera de los estudios preoperatorios obligados para la cirugía que se vaya a realizar. Cabe destacar que no se trata de una cirugía menor sino que, realizada por cirujanos especialmente preparados en esta técnica, se consigue que algunas intervenciones quirúrgicas sean menos agresivas siendo igualmente eficaces. Mediante cirugía laparoscópica podemos realizar cualquier tipo de técnica compleja, que en este caso se define como cirugía laparoscópica avanzada.
¿Qué enfermedades pueden intervenirse por laparoscopia?
Si bien su utilización más habitual y conocida es la cirugía de la vesícula biliar (colecistectomía), en los últimos años ha logrado un gran desarrollo su aplicación en otras enfermedades del aparato digestivo. Las patologías más frecuentes en las que aplica este tipo de cirugía son:
Colelitiasis (piedras en la vesícula biliar)
Apendicitis
Hernia de hiato-reflujo gastroesofágico
Cirugía del colon y recto
Obesidad mórbida
Hernia inguinal y eventración
Glándula suprarrenal
Bazo
Cirugías de urgencia e incluso traumas abdominales.
¿Qué ventajas aporta la cirugía laparoscópica?
Al ser las incisiones tan pequeñas el dolor postoperatorio es menor. En consecuencia, la recuperación es mucho más rápida, mejorando la movilización precoz, estado general y de ánimo del paciente. La posibilidad de complicaciones en las heridas (infección o eventraciones, hernias en la herida operatoria), se reducen a porcentajes muy bajos en la cirugía laparoscópica.
También la menor manipulación de los tejidos e intestino (se realiza con pinzas más finas) hace que el riesgo de adherencias entre los tejidos disminuya y que el intestino recupere su movilidad antes, por lo que la ingesta se inicia antes.
Todo ello influye en una menor estancia hospitalaria con una rápida incorporación a la vida laboral y social. Los resultados estéticos también son excelentes.
En resumen, el paciente tendrá entre otros beneficios:
Menos dolor postoperatorio
Recuperación más rápida con estancia en el hospital más corta
Retorno más rápido a su actividad habitual, laboral y física
Mejor resultado estético
Otras ventajas derivadas de la técnica son:
Dada la delicada y reducida manipulación de los tejidos, el edema de los mismos y las pérdidas de sangre son menores. Ello también influye en que la recuperación del funcionamiento del intestino (peristaltismo) sea más rápida.
Menor incidencia de complicaciones de las heridas (infecciones, hematomas, eventraciones, etc.).
Se alteran menos los mecanismos de defensa (inmunidad) del paciente.